El túnel, que tenía una longitud de 700 metros y se encontraba a una profundidad de 18 metros, estaba equipado con puertas a prueba de explosiones. Se encontraron servidores y otro equipo informático en las habitaciones del túnel. Además, cables de fibra óptica y cables eléctricos de estas habitaciones conducían al edificio de la sede de la UNRWA. La entrada al túnel estaba ubicada cerca de una escuela gestionada por la agencia de la ONU.

El jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, declaró que ni él ni su personal tenían conocimiento de la existencia de un túnel terrorista debajo de su edificio en la Franja de Gaza. Según él, la oficina cesó operaciones el 12 de octubre de 2023, y desde entonces, los representantes de la UNRWA no han estado presentes allí.

Es difícil imaginar que la dirección de la UNRWA y la ONU no estuvieran al tanto del túnel construido y operativo debajo de la sede de la UNRWA en la Franja de Gaza, especialmente ya que fue excavado y equipado con equipo antes de los eventos del 7 de octubre.

Durante la inspección del propio edificio de la sede de la UNRWA, que alberga oficinas de diversas organizaciones humanitarias e internacionales, se encontró un gran arsenal de armas, incluyendo rifles, municiones, granadas y explosivos. Los documentos encontrados en las oficinas confirmaron que estos locales eran utilizados por terroristas de HAMAS.