Pésaj: tiempo de matzá
Durante la Pascua judía, los judíos comen matzá. Son tortas planas sin levadura, hechas de masa que no ha sido fermentada, ya que durante la semana de Pascua no se puede comer nada fermentado. La matzá es uno de los alimentos que debe estar presente en la mesa durante la cena festiva («séder»).
La matzá se come en memoria del Éxodo de los judíos de Egipto, siendo esta la tradición judía más antigua. En tiempos antiguos, el pueblo liderado por Moisés emprendió un viaje por el desierto sin esperar a que la masa del pan fermentara. Los judíos que salieron de Egipto no tenían otro alimento más que la matzá horneada apresuradamente. Esta comida frugal de manera milagrosa saciaba a los judíos en su camino hacia la libertad, y durante la Pascua comemos matzá recordando a nuestros antepasados lejanos.
La matzá de Pascua se prepara especialmente, y en los paquetes se indica «kosher para Pascua». Su preparación no debe tomar más de 18 minutos. Diversas fuentes religiosas señalan que después de este tiempo, la masa comienza a fermentar debido a la interacción del trigo y la humedad. Dependiendo de las tradiciones familiares, la matzá puede ser un crujiente cracker o una torta plana. La matzá suave se prepara exclusivamente a mano.
Una de las tradiciones del séder de Pascua es la búsqueda del afikomán. Se rompe la mitad de un pedazo de matzá al inicio de la cena festiva y, según la costumbre, se esconde. Los niños buscan el afikomán, ya que este finaliza el séder. Al que encuentra la preciada mitad de matzá se le dan regalos o dulces.
Para no extrañar la comida sabrosa durante la Pascua, se preparan muchos platos con harina de matzá: kneidlaj (albóndigas tradicionales para el caldo de pollo), mina (pastel de verduras, hongos y queso), matzibré (tortilla con matzá) y mucho más.