En la historia del pueblo judío ha llegado un momento crucial. Los eventos del 7 de octubre de 2023 han cambiado para siempre la percepción de la seguridad del estado judío. En ese día negro, Israel enfrentó el ataque terrorista más masivo y sangriento de su historia. 1163 personas fueron brutalmente asesinadas por terroristas, 251 – desde bebés hasta ancianos – fueron tomados como rehenes y llevados por la fuerza a la Franja de Gaza. La tragedia mostró que las amenazas a la existencia del estado judío son tan reales como nunca antes.

La respuesta de la comunidad internacional es igualmente alarmante. Organizaciones como la ONU, así como algunos activistas e intelectuales, justifican las acciones de los terroristas bajo el disfraz de consignas humanitarias. En los medios de comunicación y las redes sociales, Israel es cada vez más retratado bajo una luz distorsionada, y el antisemitismo está ganando fuerza, evocando asociaciones con las sombrías páginas del pasado.

En tiempos como estos, la solidaridad de la diáspora judía con Israel no es solo importante, es insustituible. A lo largo de los siglos, la unidad ha sido nuestro pilar, y hoy adquiere un nuevo significado. Israel, como un faro, ilumina el camino para el pueblo judío, y la diáspora es su fundamento, fortaleciendo la luz de este faro. Un estado judío fuerte mantiene la confianza de la diáspora, y una diáspora activa brinda estabilidad a Israel.

Las comunidades judías de todo el mundo tienen recursos significativos: influencia en la política, la capacidad de transmitir la verdad en una era de desinformación, apoyo económico. En un contexto donde la narrativa se forma no tanto por los hechos sino por su interpretación, el papel de la diáspora en la defensa de la objetividad es especialmente grande. Esto no requiere gestos ruidosos, sino esfuerzos consistentes para refutar acusaciones falsas y promover una imagen real de los eventos.

Apoyar a Israel hoy no es solo un impulso emocional, sino también una tarea práctica. Participar en la vida pública de sus países, colaborar con iniciativas pro-Israel, desarrollar lazos culturales y educativos: cada uno de estos pasos es significativo. No se trata de declaraciones ruidosas, sino de un trabajo tranquilo y enfocado.

La conexión entre Israel y la diáspora es un fortalecimiento mutuo. Un Israel próspero sigue siendo la garantía de seguridad y dignidad para los judíos en todo el mundo. A su vez, una diáspora activa sirve como un soporte confiable para el estado en tiempos difíciles. Ante nosotros está la elección: fortalecer esta conexión con esfuerzos conjuntos o dejarla al azar.

Hoy, cada uno, independientemente de dónde viva, puede contribuir. No hay acciones demasiado modestas, no hay apoyo insignificante. Juntos podemos asegurar un futuro para Israel y todo el pueblo judío basado en la estabilidad y el entendimiento mutuo. El momento para esto es ahora. La responsabilidad es nuestra común.